La República restaurada es el periodo comprendido entre la derrota del segundo imperio mexicano en 1867 -encabezado por Maximiliano de Habsburgo y apoyado por Francia- y el primer período presidencial de Porfirio Díaz iniciado en 1876.
Hacia 1867, Benito Juárez había recuperado para la causa liberal varias de las plazas ocupadas por los imperialistas, llegando incluso hasta San Luis Potosí, donde esperó para recuperar el centro del país. Si la república itinerante había perdido hombres durante la lucha, en este momento destacaban en sus filas militares de la talla del general Porfirio Díaz cuya labor durante la guerra contra Francia sería fundamental, sobre todo, en el sitio y toma de la ciudad de Puebla, que lo convirtió en el famoso "héroe del 2 de abril".
Gradualmente los jefes militares ganaron terreno y, al capitular Querétaro, Maximiliano fue aprehendido y, luego de un juicio sumario, fue encontrado culpable de traición y sentenciado a morir fusilado. Al periodo que va desde el triunfo del bando republicano sobre el imperio, hasta el establecimiento del primer periodo presidencial del general Díaz se le denomina la “República restaurada”. Durante el periodo de la “República restaurada”, B. Juárez fue electo presidente de la República en dos ocasiones más, pero en la última no obtuvo la mayoría de los votos. Una vez muerto Juárez, en 1872, el general Díaz se convirtió en una de las figuras políticas más importantes del país. Por lo cual, el general Díaz siempre aspiró a obtener la presidencia de México. El general Díaz tomó el poder político del país mediante el triunfo de la sublevación militar que surgió en contra de la reelección de Lerdo de Tejada. Una vez en el poder, Díaz actuó hábilmente para crear una red política que le permitiera establecer un cierto orden, y los mecanismos para permanecer en el cargo del poder ejecutivo por más de ocho periodos, siete de manera consecutiva.
La República fue restaurada en 1867, cuando los franceses salieron de México. Benito Juárez se dedicó a reconstruir el país y a cumplir con los mandatos de la constitución de 1857. La sociedad se secularizó, y el gobierno intenta atraer a la inversión extranjera con la pacificación del país y con proyectos que actualizaban la infraestructura de transporte.
Los gobiernos de Benito Juárez y de Sebastián Lerdo de Tejada propusieron modernizar el país tras tantos años de guerra. Entre sus planes se incluían la diversificación de la agricultura, el establecimiento de industrias, la construcción de una sólida infraestructura de comunicaciones y, sobre todo, la generalización de la enseñanza. Los planes económicos no llegaron a materializarse totalmente, aunque se inició la construcción de líneas de ferrocarril y se logró pacificar parcialmente el país. Se frenó la servidumbre de los peones agrícolas, se promovieron asociaciones de trabajadores y se instauró una enseñanza elemental, gratuita, obligatoria y laica.
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